Hoy, junto al camino, un buen montón de flores desbriznadas me ha dado la pista de la siguiente tarea de nuestro campo. En los últimos días de octubre o primeros de noviembre, el campo se cubre de tonos azules a la espera de cuadrillas dispuestas a la dura tarea de recoger este delicado cultivo. La recolección de la rosa del azafrán es diaria y al amanecer (antes de que el calor del sol marchite la flor). Una a una, de forma manual, caen en cestos de esparto. El mismo día, en la casa y sobre una mesa, les espera su monda.
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