Una de las cosas buenas que tienen las casas de pueblo son sus grandes cámaras. Aquí no hay familia que no disponga en su casa de alguna cámara o desván antiguo donde se han ido almacenando, a lo largo del tiempo, cosas que, en principio, ya no tenían más utilidad pero que guardadas han llegado hasta nuestros días y que hoy, al ver la luz, resultan ser entrañables.
Os quiero enseñar un pequeño tesoro que estuvo guardado en una de estas cámaras familiares, que hace unos años salió a la luz y que guardo casi con llave por el cariño que me producen sus piezas. Está lleno de momentos de otra época y recuerdos personales. Un autentico museo particular.
Disfrutad de un fin de semana feliz y tranquilo
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